30 mar 2012

Los Mossos utilizaron gases lacrimógenos por primera vez en 16 años




El conseller de Interior, Felip Puig, ha anunciado que se tomarán medidas para acabar con la "violencia urbana" organizada que este jueves causó una "batalla campal" en el centro de Barcelona en su enfrentamiento con los Mossos d'Esquadra. Puig considera que estos incidentes han sido una "eclosión" de esta guerrilla, que "no ha aparecido de la noche a la mañana, sino que en los últimos meses ha tenido un caldo de cultivo" amparado por algunos agentes sociales.
En este sentido, el conseller ha destacado que las dificultades para enfrentarse a estos radicales pasan porque forman parte de colectivos más numerosos como "neoanarquistas, algunos grupos de estudiantes universitarios, los propios 'indignados' o sindicatos de clase minoritarios" a los que usan para ejercer la violencia en eventos muy concretos, como la huelga general de este jueves o las celebraciones deportivas.
Además, Puig ha constatado que no se trata ya de unas 300 ó 400 personas más o menos identificadas de una amplia ideología sino que en los incidentes "les siguieron muchos voluntarios más" que, de una forma "ingenua" o consciente, "practicaban la violencia por diversión". A estos últimos, en los que se pudo ver a gente muy joven e incluso menores, el conseller les ha recordado que eran cómplices de un delito ya que, según él, los violentos "profesionales" tienen un "instinto criminal" pese a que utilizan las multitudes para actuar.
Para combatir esta forma de violencia urbana, el conseller ha anunciado que se actuará de forma contundente contra los radicales con más efectivos y medios policiales, como los gases lacrimógenos que se usaron este jueves por primera vez por los Mossos d'Esquadra, además de buscar la complicidad de la Fiscalía y de los jueces para analizar qué marco legal se puede aplicar o incluso estudiar cómo se puede modificar el marco legal, ya sea en el ámbito catalán como en el español, impulsando una reforma del Código Penal en el Congreso, para que esta forma de violencia no quede impune. "Los radicales tienen miedo a la policía pero no a la sociedad porque la ven débil y muchas veces tienen la sensación de que no les pasará nada", ha sentenciado Puig.
Durante los enfrentamientos, la policía calculó que se enfrentaron a unas 2.000 personas en varios puntos de la ciudad, pese a que el epicentro de la protesta se concentró en los aledaños de plaza Catalunya. Puig ha explicado que se organizaban en grupos de 15 ó 20 personas -dos de ellos dirigían las acciones- y que desde primera hora de la mañana iban generando violencia en Barcelona y otras localidades, lo que complicaba su control. De esta forma, se quemaron casi 300 contenedores de basura en la ciudad, se rompieron escaparates de comercios y edificios oficiales e incluso se llegó al saqueo.
El Ayuntamiento de Barcelona ha cuantificado los destrozos en mobiliario urbano en unos 565.000 euros, en su mayoría a los contenedores calcinados. También ardieron 25 papeleras y se rompieron semáforos, elementos del Bicing, parquímetros y el asfalto. El Consistorio ha tenido que reforzar el servicio de limpieza municipal.
Durante la jornada de huelga se detuvo a 74 personas, de las cuales cuatro son menores, 20 con antecedentes y ocho de nacionalidad extranjera. La mayoría de los arrestos, hasta 54, se realizaron en Barcelona y de ellos la Guardia Urbana detuvo a 24 personas por desórdenes públicos, incendios, atentado a la autoridad y daños. Además, la jornada acabó con unos centenares de heridos, la mitad de ellos agentes de policía.
Cuatro personas permanecen ingresadas este viernes en el Hospital del Mar de Barcelona por fracturas y rotura del bazo, de los que dos tienen un pronóstico leve y otros dos se encuentran en observación con pronóstico reservado, después de los altercados vividos en el centro de la ciudad durante la jornada de huelga general.


-- wwwformy vía Ipad

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